Mal llamada “impotencia”, la disfunción eréctil es un cuadro donde puede suceder lo siguiente:
- No se logra una erección. En este caso puede que no suceda nunca, o bien, que no suceda alguna o la mayoría de las veces que se desea provocar una erección.
- Se logra la erección, pero no es duradera como para lograr disfrutar de las relaciones coitales o llegar a la eyaculación.
- Se logra la erección, pero no es lo suficientemente fuerte para iniciar o mantener las relaciones coitales.
Todos estos escenarios podrían indicar una disfunción eréctil, pero antes de avancemos cabe destacar que el proceso de erección es un reflejo de la salud del cuerpo y el estado mental, por lo que no hay que preocuparse mucho si te ha pasado una o dos veces, especialmente bajo mucho estrés.
¿Qué causa la disfunción eréctil?
Antes de entrar a las causas, hay que dejar claro algo: la excitación (y posterior erección) es un proceso complejo que involucra funciones físicas (como el estado cardiovascular o la fuerza del suelo pélvico), mensajeros químicos y eléctricos desde y hacia la zona pélvica (hormonas y nervios), y el más importante, mucho cerebro. El hombre tiende a ser muy visual a la hora de la excitación, pero eso va a variar en cada uno; el ambiente en que se desarrolla la excitación, la persona con la que se quiere iniciar la actividad sexual, lo que pasó en el día antes del encuentro, lo que encontramos sexy y placentero, y como nos sentimos respecto al mundo y a nosotros mismos, son todos factores que van a influenciar la capacidad de erección.
(Ahora sí) ¿Qué causa la disfunción eréctil?
Hay dos tipos principales de disfunción eréctil: primaria, donde la persona nunca ha podido generar una erección, o secundaria, que se produce a lo largo de la vida resultado de diversos factores como:
- Orgánicos: causado por problemas médicos cómo la diabetes tipo 2 (“azúcar en la sangre”), presión alta, enfermedades del corazón o vasos sanguíneos, enfermedades de los riñones, enfermedades musculares o nerviosas (como la esclerosis múltiple o neuropatías causadas por hernias discales), enfermedad de Peyronie, lesiones por cirugía o tratamiento por cáncer de próstata o de vejiga, y lesiones del pene, médula espinal, próstata, vejiga o pelvis, por ejemplo causadas por un accidente de tránsito.
- Medicamentos: algunos medicamentos pueden alterar la función de erección como las medicinas para la presión arterial, los antiandrógenos (dados como tratamiento en cáncer prostático), los antidepresivos, los tranquilizantes o sedantes, los supresores del apetito o medicinas para úlceras.
- Factores de estilo de vida: el fumado o consumo de drogas (como cocaína, marihuana y anfetaminas, el consumo excesivo de alcohol, el sobrepeso y sedentarismo. Se ha reportado también episodios de adormecimiento del pene producto del uso prolongado de bicicleta con un asiento y posición inadecuada.
- Problemas de la esfera mental y emocional: como hablamos previamente, todo lo que pasa por nuestra cabeza antes y durante la actividad sexual va a afectar el desempeño, como si tuvimos un mal día en el trabajo, o si nos sentimos preocupados o culpables respecto al desempeño o actividad sexual en sí. Sentimientos y condiciones como la ansiedad, la baja autoestima, la depresión o el exceso de estrés dentro de la actividad sexual o en la vida diaria van a influir en todo el proceso de excitación y erección.
¿Hay solución?
Si sabemos la causa del problema es más sencillo darle tratamiento y buscar solucionarlo completa o parcialmente. Dependiendo del origen, todo un equipo de profesionales puede ayudar a mitigar esta condición con medicamentos, cambios en el estilo de vida, asistencia para lidiar con las emociones y el estrés, colocación de implantes, prótesis o uso de dispositivos de vacío, y tratamiento sobre las estructuras del suelo pélvico y relacionadas a ellas.
Desde la fisioterapia, podemos controlar algunos de los factores del estilo de vida (como el sedentarismo) y mejorar las condiciones de los músculos del suelo pélvico, del abdomen y de la espalda a través del ejercicio, la terapia manual y la electroterapia, ayudándote a conectar con la función de tu zona pélvica para mejorar esta condición en específico y tu calidad de vida.
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Excelente contenido, completo y claro 👍
¡Muchas gracias! 🙂
Gracias, me pareció un artículo bastante educativo.
¡Con mucho gusto!